Por Benito Álvarez Serrano
Hace tres semanas, asistí a la celebración de una Misa en el Convento de las Madres Capuchinas en la Colonia Sierra de Alica, para festejar el cumpleaños número 90 de la señora Evangelina Acevedo de Rodríguez Elías, esposa del gobernador del Estado de 1962 a 1968, don José Rodríguez Elías un ícono en la Historia de Zacatecas.
En 1986, fue a don José a quien hice la primera entrevista de mi vida y se publicó en El Heraldo de Zacatecas y por 20 días consecutivos apareció en la primera plana. Dicha publicación provocó el enojo del entonces gobernador quien no se privó de vengarse; ya les platicaré en otra ocasión sobre el particular, pero lo importante de esta entrevista es que resultó una real pieza, una verdadera cátedra de política que el ingeniero nos regala; y no es porque yo se los esté diciendo, es, por los comentarios recogidos de las personas que la leyeron.
22 años después, hace 3 años me pude dar el lujo de cumplirle al exgobernador Rodríguez Elías la promesa que le hice cuando me concedió la entrevista de marras: publicarla también en un libro. Hacían 14 años que había fallecido y la presentación del libro, que tuvo lugar en el Vestíbulo de la Legislatura del Estado, fue presidida por la “señora Beba” –como se le llama cariñosamente- su esposa. Entonces, vio la luz un libro de 150 páginas que se llama “José Rodríguez Elías, contado por él mismo” lo que me permitió sentirme muy satisfecho con su publicación.
El día del cumpleaños número 90 de la Señora Beba fue ocasión para encontrarnos con su apreciable familia y quedar gratamente sorprendidos del estado físico y de salud, de una gran mujer que cuando desempeñaba, hace casi 50 años el papel de Primera Dama del Estado, cuando le tocó representar a las mujeres de Zacatecas y cumplir con el compromiso de la protección a la infancia con los escasos recursos con que se contaba entonces, cuando al lado de la señora Eva Sámano de López Mateos (esposa del Presidente de la República don Adolfo López Mateos), servían los primeros desayunos escolares, fue cuando el Instituto de Protección a la Infancia -origen del actual DIF-, comenzó a distribuir alimentos enriquecidos con vitaminas y minerales y que muchos niños por su debilidad física tuvieron en el momento, problemas para asimilarlos. Afortunadamente y con el paso de los días los niños y niñas de aquel tiempo, fueron acostumbrándose a la nueva forma de alimentarse y ahora tenemos a muchos de ellos y ellas, convertidas en ciudadanos fuertes y bien desarrollados.
Por lo limitado de los recursos, me platicó la señora Beba, que invitaba a todas las esposas de los funcionarios con las que se formaba el grupo de Promotoras Voluntarias y durante todo el año, se ponían a tejer entre todas ellas y las señoras que simpatizaban con su causa, para regalarles los suéteres que hacían con sus propias manos, a los niños y niñas de Zacatecas en la temporada navideña.
Esto que les platico solo es un botón de muestra de todo el trabajo que realizaban entonces las esposas de los funcionarios del gobierno y servidores públicos que nunca debemos olvidar y estar agradecidos con ellas, eternamente.
Ver cumplir 90 años a la Señora Beba, es una ocasión maravillosa para acordarnos de una gran mujer que acompañó a un gobernador de Zacatecas muy trabajador y visionario respaldándolo siempre y a cada instante en cada acción a favor de sus gobernados.
Antier, el jueves 22, supe que la Nena Monreal, si, la señora Magdalena Monreal de Núñez, cumplió 86 maravillosos años. Aprendí a querer a la Nena porque mi mamá me enseñó; era su amiga y el círculo de amistades o conocidos que convivíamos con frecuencia entre el Jardín Hidalgo y la Parroquia, pasaba por enfrente de la tienda El Rayo, propiedad de don Casiano Maldonado; lo más importante de la empresa era la tienda de abarrotes de mayoreo y menudeo y la distribución exclusiva de azúcar refinada y estándar. Contaba también con una papelería que atendía Cholita Delgado y la zapatería, juguetería y regalos que estaba bajo el cuidado y atención de la queridísima Nena Monreal.
La recuerdo con mucho cariño porque aparte de ser muy cercana con mis tías Pepina y Viro Serrano, ellas vecinas de los padres de la Nena: Doña Josefita y don Ismael fue gracias a ella que yo tuve mi primer juguete de pilas en la vida, se trataba de un payaso que tocaba un acordeón y un changuito que tocaba los platillos. ¿Ven que buena memoria tengo?
Saúl su hijo, tuvo la culpa de que todos estos recuerdos se me vinieran a la cabeza cuando me hizo el honor de invitarme a comer con sus padres: la Nena y don Jorge Núñez, desafortunadamente no pude, pero le envié con él a su mamá el libro “Canto a Sombrerete” como obsequio por sus 86 años de edad y conste que no es falta de respeto ni de nada, hablar de la edad de estas dos maravillosas señoras a quienes dedico este texto como un merecido homenaje a la importante trayectoria de su vida.
Gracias por su atención.
No hay comentarios:
Publicar un comentario