Victoria y yo, habíamos convenido en hablarnos por teléfono a las 8 de la noche como lo hacíamos casi todos los días desde que ella, más o menos una semana antes, decidió ir a acompañar a su mamá para seguir cuidando al ingeniero que ya había cumplido los 40 días después del accidente. La llamada no se realizó por dificultades para comunicarnos con el conmutador del Centro Médico Nacional. Todavía no había celulares como ahora, que todo facilitan.
Era domingo y yo atendía en Juchipila mi trabajo en la campaña para diputado federal de Gustavo Salinas Iñiguez; ya podíamos decir que habíamos tenido un gran día, un día exitoso porque al mediodía no cabía un alfiler en el lienzo charro porque allí se llevaba a cabo, estábamos en el “Cierre de campaña” al que acudió como estrella invitada el sobrino de Gustavo, el actor que en ese momento gozaba de una popularidad muy grande por estar en el reparto de la telenovela de moda: Dos Mujeres y Un Camino, (se acordarán). Después de toda la parafernalia de fotos con las admiradoras y gritos y muestras de admiración al artista, se trataba de que viajara a Guadalajara y como ya no había corridas de autobuses buscamos un aventón para el famoso y batallamos para encontrar quien le diera el raid; al fin se logró y Jorge Salinas, satisfecho de haber ayudado política y artísticamente a su tío, partió.
La gran participación popular, reflejaba las consecuencias del “Efecto Colosio”, estábamos a una semana de las elecciones que se llevaron a cabo en ese año el 21 de agosto, a causa de los acontecimientos del 14 de marzo anterior.
Seguía la cena que se ofreció a un gran número de asistentes que procedían de todos los municipios pertenecientes al distrito que representaría el candidato que ganó con una votación histórica (no igualada hasta la fecha) para una diputación federal porque alcanzó casi, los ochenta mil votos en ese gran distrito.
Me salí de la cena a conseguir un teléfono para hacer la llamada comprometida pero no se logró porque en ese momento, empezó a caer un torrencial aguacero que me obligó a regresar al salón a terminar con el compromiso de trabajo electoral y de atención a todas las personas que colaboraron con nosotros durante la campaña.
A la media noche, emprendimos el regreso. Y yo, con el pendiente de no haber podido hablar con Victoria.
Cuando como a las 3 de la mañana que pasamos por el crucero del Tránsito Pesado, me surgió la idea de ir de una vez al aeropuerto para recoger el producto de las ventas de mi bar de todo el fin de semana, pero decidí, mejor ir a dormir un poco e ir hasta las siete de la mañana como siempre.
Así lo hice y a la hora señalada, ya estaba yo entrando al aeropuerto cuando en el exhibidor de los periódicos, El Sol de Zacatecas, me estaba dando la noticia en primera plana y con gran titular: El Fallecimiento del Ing. José Rodríguez Elías.
De inmediato me encontré con varios de los trabajadores del aeropuerto que me pusieron al tanto de lo ocurrido en la medianoche anterior: Que en el avión presidencial TP03 llegaron los restos mortales del ingeniero, que lo acompañaron en el vuelo además de la Señora Beba y sus hijos, el licenciado Genaro Borrego y que lo estaban velando en su casa de la calle Enlace en la Sierra de Alica.
Hice lo que tenía y me regresé a Zacatecas para acudir a la capilla ardiente; al entrar a la sala en donde el ingeniero había dicho años antes que deseaba, fuera su velorio, me encontré con que en ese momento, que el gobernador Arturo Romo montaba una guardia de honor acompañado por altos funcionarios de su Gobierno.
El domingo pasado: fue domingo y fue día 14. Han pasado 17 años.
Se ofició una Misa en el Templo de Fátima por el eterno descanso del alma de don José a petición de la familia del ingeniero. En ese gran momento de piedad en medio de todos los asistentes al servicio religioso, me acordé de todo esto que ahora les comparto.
También le pedí, porque el año electoral que estaremos empezando en octubre, sea distinto al de 1994, que no haya tragedias y que todos los políticos que tengan que ver, ¡antepongan su patriotismo! y si no lo tienen o no lo conocen, es muy buen tiempo para que lo busquen y lo revivan; que todos los políticos y que todos los actores, antepongan a sus intereses personales, el interés de la Patria y de la ciudadanía, el patriotismo y su amor a México.
Muchas gracias por su atención.
*José Rodríguez Elías, Gobernador de Zacatecas 1962-1968
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