Agua de azar
Cicerón
"Defiéndete únicamente, si puedes, de lo que está
ocurriendo en este día de hoy, únicamente de este día de hoy, repito, de lo que
está ocurriendo en este momento concreto en que hablo. ¿Por qué el Senado está
rodeado por una tropa de hombres armados? ¿Por qué están presentes mientras
hablo esbirros tuyos armados con espadas? ¿Por qué no están abiertas las
puertas de este templo de la diosa Concordia? ¿Por qué apareces en el foro
acompañado de los más crueles de todos los pueblos bárbaros, los itureos? Dice que
lo hace para protegerse. Pero ¿no es, acaso, preferible morir mil veces antes
que no poder vivir entre los propios conciudadanos sin una guardia de hombres
armados? Sin embargo, créeme, esa protección que te has buscado de nada te ha
de servir. Lo justo es que te veas protegido por el amor y el afecto de tus
conciudadanos, no por las armas."
No os asustéis, divinos electores. El párrafo fue escrito
por Marco Tulio Cicerón y se incluye dentro de la Segunda Filípica contra Marco
Antonio, conocida como "Ataque a un enemigo de la libertad".
Efectivamente, este y otros párrafos de tales filípicas no han perdido ni un
ápice de actualidad y vigencia; con la misma adrenalina con la que Cicerón se
preocupó por defender la República Romana, así miles de ciudadanos mexicanos
han externado en cada sobremesa, conversación y poro de piel su honesto afán
por opinar y elegir el mejor destino para este México de sesenta mil muertos,
un millón de mentiras y tanto nefando etcétera que mejor hemos de concentrarnos
en las cifras positivas de esperanzas ancladas y cosas buenas.
Con todo, viene a cuento celebrar el acierto editorial de
Taurus que ha tenido a bien traducir los primeros diez títulos de la colección
Great Ideas de la casa Penguin. Se trata de unos delgados volúmenes a precios
accesibles que en amable tipografía y buen papel reproducen grandes ensayos
breves que nos dejan pensando o por lo menos deambulando mentalmente al lado de
ideas que parecíamos desconocer. Con un diseño de portadas insuperable, obra
del genio Phil Baines, donde cada título y nombre de autor se convierte en un
pequeño recuadro visual para la memoria indeleble y con un regusto particular
en la selección de los ensayos la colección ya desfila en librerías con los
siguientes títulos y autores: De las conjuras de Nicolás Maquiavelo,
Nacionalismo de Rabindranath Tagore, Contestación a la pregunta: ¿Qué es la
Ilisutración? de Immanuel Kant, Un llamamiento a los esforzados, oprimidos y
exhaustos pueblos de Europa de León Trotsky, Días de lectura de Marcel Proust,
Viajes por la tierra de Kublai Khan de Marco Polo, Las confesiones de un
pecador de Agustín de Hypona y Sobre la selección natural de Charles Darwin…
pero a México le vienen como anillo al dedo los párrafos de Cicerón y por ello:
"Recuerda el día en que suprimiste la magistratura de
la dictadura. Pon ante tu vista la alegría que entonces sintieron el Senado y
el pueblo de Roma. Compara aquello con el presente mercadeo con el que tú y los
tuyos os enriquecéis, entonces comprenderás cuánta diferencia hay entre el
lucro y la gloria. Sin embargo, del mismo modo que algunas personas debido a
alguna enfermedad o a una cierta insensibilidad en sus sentidos no perciben el
placer de los alimentos, así los incontinentes, los avaros, los miserables no
aprecian la verdadera gloria. Pero si la gloria no puede empujarte a actuar
rectamente, ¿tampoco el miedo puede impedirte cometer tan repugnantes actos? No
temes a los tribunales: si ello se debe a tu inocencia, lo alabo; pero si es
porque confías en tu fuerza, ¿no comprendes qué es lo que debe temer el que no
teme, como tú, a los tribunales? Y si no temes ni a los hombres valerosos ni a
los ilustres ciudadanos porque son alejados de ti por la fuerza de las armas,
tus propios seguidores, créeme, no te soportarán largo tiempo. ¿Y qué clase de
vida es temer día y noche a nuestros propios partidarios? A no ser que por
casualidad tengas a éstos obligados hacia ti por beneficios mayores a aquellos
por los que César tenía obligados hacia él a sus asesinos; o que puedas compararte
en algo a César. Éste tenía grandes cualidades naturales, inteligencia,
memoria, cultura, celo, prudencia, diligencia; había llevado a cabo grandes
hazañas en la guerra, aunque funestas para la República (…) Puedo compararte
con César en el ansia de alcanzar la tiranía, en todo lo demás no eres en modo
alguno comparable a él. No obstante, entre todos los males que hizo sufrir
César a la República algo bueno hay: el hecho de que el pueblo romano ha
aprendido cuánto puede confiar en cada uno, a quiénes puede encomendarse y de
quiénes debe precaverse. (…)
Vuelve tus ojos finalmente, Marco Antonio, te lo suplico,
hacia la República. Ten presente la familia en la que has nacido, no aquellos
con los que vives. Haz conmigo lo que quieras, pero reconcíliate con la
República. Por lo que a ti respecta, tú verás lo que haces. En cuanto a mí,
quiero hacer la siguiente declaración pública: defendí la República en mi
juventud, no he de abandonarla en mi vejez; desprecié las espadas de Catalina,
no he de temer las tuyas. Es más, de buen grado ofreceré mi vida si con mi
muerte puede recuperarse la libertad de Roma. ¡esperoq ue finalmente el dolor
del pueblo romano dé a luz a lo que durante largo tiempo lleva en sus entrañas!
¡Ciertamente, si hace casi ya veinte años afirmé en este mismo templo que
ninguna muerte podía llegar de forma prematura a quien ha sido cónsul, con
cuánta más razón lo afirmaré ahora a propósito de un viejo! En efecto,
senadores, debo incluso desear la muerte después de haber desempeñado honrosamente
todas las magistraturas que he obtenido y haber llevado a buen fin todas las
grandes empresas que he acometido. Dos deseos únicamente expreso: el primero,
que al morir abandone a un pueblo romano libre –ningún presente mayor que éste
pueden concederme los dioses inmortales—; el segundo, que cada uno obtenga lo
que merece de acuerdo con sus servicios a la República".
Marco Tulio Cicerón fue asesinado el 7 de diciembre, 43 años
antes de la llegada de Cristo y su cabeza fue expuesta junto con sus manos en
una escalinata del Foro.
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